Supongo que recordáis que hace una par de posts os hablé del libro sobre las andanzas del Che en el Congo. Lo he terminado en mis breves pero intensas vacaciones en esa fantástica isla que es Madagascar.
He de decir que me he divertido mucho leyéndolo, supongo que en parte porque me he sentido identificada con su experiencia tragicómica, y con su frustración en ocasiones. También porque habla de personajes que luego desempeñaron un rol principal en la vida política del Congo, y es interesante el análisis de un extranjero "imparcial" al respecto. No me siento nada identificada con el idealismo revolucionario porque rechazo frontal y diametralmente la lucha armada como forma de conseguir nada. Pero al margen de esto, creo que el hombre estaba cargado de buenas intenciones, paternalista a veces, pero ese es un error común, también para la que suscribe. Creo que el tipo fue un poco ingenuo en ocasiones, no sé si le faltaron conocimientos de la zona y de sus gentes, perspicacia, o si su tenacidad fue el fruto de un positivismo e idealismos ciegos a la realidad. También pudo ser que por su espíritu luchador, le costó aceptar que todo se desmoronaba bajo sus pies y que lo que tenía enfrente era la definición de un fracaso. Con eso, también me puedo identificar. Por supuesto, eran otros tiempos y por supuesto, yo tengo la ventaja de vivir en el momento actual, tras 50 años que no hacen más que demostrar, que por desgracia, no mucho ha cambiado.
No voy a hacer una critica literaria completa pero sí quiero copiar un par de pasajes del libro que dan una idea de las venturas y desventuras del pobre Ernesto en tierras africanas:
"Consecuentes con
nuestros principios, iniciamos un esbozo de acción social. El médico Hindi,
llegado de la base, daba consultas a los campesinos del lugar y establecía un
sistema de visitas rotativas en los poblados de las montañas. Entregué semillas
de legumbre, que me habían llegado del lago, para que las sembraran y
cultivaran, repartiéndonos luego el producto. Logramos una atmósfera distinta,
comunicativa. Como los campesinos de cualquier lugar del mundo, éstos eran receptivos
a hacia todo interés humano en ellos, agradecidos y con gran espíritu de cooperación,
era doloroso constatar que esos mismos hombres que mostraban una genuina
confianza en nosotros e interés en trabajar, se pudieran transformar, al entrar
en el ejercito de Liberación, en ese soldado indisciplinado, haragán y sin espíritu
de lucha que teníamos enfrente. Las agrupaciones militares, en vez de ser
factores de desarrollo de la conciencia revolucionaria, eran un vertedero donde
todo se pudría, resultado de la desorganización y de la falta de dirección de
que tantas veces nos hemos lamentado en el curso de estas notas."
"La idea que nos
guiaba era la de hacer luchar juntos hombres experimentados en batallas por la liberación,
y luego contra la reacción en Cuba, con hombres sin experiencia y provocar, con
esto, lo que nosotros llamábamos la « cubanización » de los
congoleses. Se verá que el efecto fue diametralmente opuesto y cómo se produjo
con el tiempo la « congolización » de los cubanos. Llamamos
congolización a la serie de hábitos y actitudes frente a la Revolución que
caracterizaron al soldado congolés en aquellos momentos de la lucha, esto no entraña
una opinión despectiva hacia el pueblo congolés; lo entraña, sí, hacia el
soldado de aquel entonces."