Hace un par de meses que llegué al
Congo de nuevo. He estado debatiendo internamente si continuar el
blog o no, dado el abandono andino al que sometí a “mi ventana a la Cruz del Sur” y el breve tiempo, en principio, de mi regreso. Mi
decisión fue de no escribir. El Congo, sin embargo, es como una musa
que me susurra historias al oído. Difícil resistirse a su
provocación seductora compuesta de una mezcla de absurdo,
tragicomedia y desconcierto.
El regreso a kinshasa la bella, fue tan
fortuito como la primera vez. Sin que yo le busque a ella, ella me
busca a mí. Aunque Bukavu sigue siendo mi ciudad favorita de este
bendito país, reconozco que su aspecto ha mejorado desde la última
vez que la vi. Es lo que pasa con ciudades que sólo tienen para
mejorar, que al final mejoran (como Bilbao).
Mi querido Limeté, el barrio donde
viví en 2009, es ahora escenario de enfrentamientos sangrientos. El
opositor principal del presi Joseph Kabila (en adelante papa Kabila)
que se llama Etienne Tshisekedi, alias Tshi tshi (en adelante Tshi
tshi, porque cuántas veces se halla una en la feliz circunstancia de
encontrar un político, cuyo apodo se pronuncie igual que el
eufemismo del órgano genital femenino), vive en Limeté. De hecho
vive dos casas más allá de mi antigua casa. Si Limeté no fuera
ahora escenario de batallas campales, seríamos vecinos, Tshi tshi y
yo.
Gombé también ha mejorado, las
carreteras que están asfaltadas no tienen tantos agujeros. Hay más
edificios de pisos (de más de un piso, quiero decir). Hay nuevos
bares y restaurantes, más coches nuevos, menos de esos autobuses que
eran en realidad peligrosas cafeteras viejas con ruedas, y que no
rodaban, pero despedían un humo negro y denso que no fallaba en ir
directamente del tubo de escape, al pulmón.
De fachada, bastantes cosas han
cambiado. De fondo, no lo tengo tan claro. Los kinois, eso sí,
siguen siendo tan chic como siempre. Reminiscencias del esplendor de
la “sape” siguen presentes, para mi deleite visual. Después de
unos años en Ruanda, donde el ambiente es en general, más serio; mi
reencuentro con los característicos kinois locuaces, vivaces y
despiertos, extremadamente críticos y con su agudo sentido del
humor, a veces sarcástico, reconozco que ha sido para mi, un
bienvenido contraste.
Esta semana ha sido particularmente
especial. Lejos de aquellos tiempos tranquilos en Limeté en 2009,
este 2016 es (o debería ser) año de elecciones en la República
Requetedemocrática del Congo. La realidad es que probablemente no lo
sea. No hay dinero para convocarlas, dice el gobierno. No hay dinero
para actualizar el censo electoral, ni tiempo antes de noviembre para
hacerlo. En su lugar el gobierno ha propuesto dialogar para ver qué
hacer si no hay elecciones. Los opositores principales no quieren
dialogar sobre unos hipotéticos que no les satisfacen, quieren
elecciones y que papa Kabila termine su segundo y último mandato
según la Constitución.
En este clima, vivimos en una
alternancia de reproches de unos a otros. Unos días la oposición
convoca manifestaciones, otros días, es el gobierno. Otras veces se
convoca “ville morte”, con la que la oposición solicita a los
trabajadores no ir a trabajar y quedarse en casa para dar sensación
de ciudad paralizada. Una especie de huelga general, pero como todo
en Congo tiene nombre pomposo, aquí se llama ciudad muerta.
De esta forma, el lunes había
convocada una manifestación de la oposición, fue reprimida por la
policía, los manifestantes respondieron con más violencia y
pillaje; los disturbios se extendieron durante otro día y medio más,
y con la tontería, los de a pie, nos pasamos tres días en casa
encerrados. Hoy hemos ido a trabajar y mañana ya se ha declarado una
manifestación de la oposición, el sábado otra del gobierno, y la
otra oposición (no la principal) ha declarado ville morte los dos
días. Máxima coordinación. Sal a la calle a manifestarte, no,
huelga general, no, quédate en casa. Conclusión: Paloma ha
aprendido un nuevo anglicismo: lockdown. En esta semana de 7 días, 5
han sido de lockdown, a expensas de lo que pase el domingo, y
agárrate los cintos, que puede que sea de lockdown también. 6 de 7
debe de ser algún macabro jackpot si hubiera un Las Vegas de
disturbios callejeros.
También como conclusión, una
treintena de muertos, decenas de heridos, varias sedes de partidos
quemadas, un colegio de secundaria destrozado y una universidad
también, algunas viviendas privadas quemadas y una población que
vive al día muy resentida de varios días sin poder vender en sus
pequeños comercios, lo cual equivale a no poder comer.
Feliz regreso a la RDC.
Siempre lo dije, es difícil no amar al
Congo si lo conoces, pero es un amor que duele y hace mal. Me imagino
que parecido a amar a Brad Pitt y que te ponga los cuernos con una
más joven. Debe ser por eso que todos hablan de eso.
Me encantas!!
ResponderEliminarMadre mía, OMG!!!
ResponderEliminarmas y mejor comentario que los mios de los lunes,cuidate paloma
ResponderEliminarFierita! Karibu de nuevo a ésta, nuestra República Requetedemocrática!
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