Aquí estoy
inmersa en la búsqueda de empleo, con miras hacia el continente asiático pero distrayéndome
mucho por el camino cuando veo puestos que me gustan con ONG que me gustan en
sitios tan dispares como Nicaragua, Fiji, Islas Salomón o Papúa Nueva Guinea.
Básicamente, tengo
una línea central de criterios de selección, con ciertas salvedades que me
permito hacer.
El proceso, como
os podéis imaginar, es muy engorroso. El tiempo que has de dedicar a cada carta
de motivación y a cada sistema de registro on line que se atasca cada dos
segundos teniendo que rehacer lo que has hecho, es bastante tedioso. Entiendo
que ellos (los empleadores), valoran mucho el tiempo de empresa y su valor en
el mercado y quieren que les des la información ya mascada y clasificada. Lo
que estas empresas no están valorando, es el tiempo que me hacen perder a mí, como
si mi tiempo no tuviera valor en el mercado.
Por otro lado,
confieso que me imagino en sitios pintorescos y lugares exóticos y me hace ilusión.
En ese sentido, estoy disfrutando del proceso. Un nuevo proyecto me hace ilusión,
una nueva ONG, un nuevo país.
Veremos qué pasa.
La vida sigue.