Hay gente que
necesita subir a las cumbres de las montañas, o tirarse en parapente, o hacer
puenting, volar, para tener esa sensación de libertad, de estar vivo, de
respirar.
Para mí el mejor
momento es ese en el que entras en la piscina después de haberte tirado de
cabeza, y de pronto todo es azul, y notas la presión del agua en tu cuerpo y en
tu nariz, bajando hasta tu garganta, sientes tus ojos tocando el agua, abiertos
de par en par y el frío del agua en tu piel. Justo en ese instante, no sé por
qué, mis cargas pesan menos.
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