Necesito unas vacaciones. En el calor del hogar y el frío vitoriano.
Las Navidades, turrón, regalos, comilonas, más turrón, más regalos, más comilonas me dan una pereza de kilo, pero ver a la familia; besos; abrazos; más besos; más abrazos; una cena con los primates; recuperar los puntos perdidos como tía favorita con mi sobrina; más besos; más abrazos; perder al chinchón; el puto amigo invisible, que me genera ansiedad ya, pero en el día mola; la sobredosis de pangus; más besos; más abrazos; jugar un time’s up; unas cañitas bien tirás; unos pintxos en el casco; el pelotón de fusilamiento al que me va a someter la Rutenia, frente a un café, que miedito me da, pero bueno, aguantaremos; alguna lagrimilla; más besos; más abrazos; excursiones varias a lo ven y cuéntalo y la visita a otros coleguitas varios; más besos; más abrazos…
Es un plan duli.
En fin, no puedo esperar…
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