Hay aquí una mujer que conozco que ha vivido en diferentes países del mundo y me decía que no sabía si yo estaba de acuerdo, pero que los expats, generalmente se vuelven un poco como los locales allí donde están. Es decir, te adaptas a la forma de ser local y vas cambiando un poco tus hábitos. No lo había pensado hasta entonces, pero desde luego, no podía estar más de acuerdo.
Tengo claro que en Congo he venerado la Primus, he adorado la rumba y he admirado el arte, al margen de desarrollar altísimas cotas de cabreo y que aquí he empezado a querer ocultar ciertas cosas, a temer los envenenamientos que se producen en la colina y a llevar una vida de asceta. La sola idea me da pavor. Sin duda, ya era consciente de lo diferentes que están siendo ambas experiencias, sin embargo, un segundo fin de semana en Bujumbura me ha recordado la imagen que yo tenía de los africanos alegres que te sacan a bailar y te piden matrimonio y lo diferente que es esta ciudad extra limpia que agota su vida a las 18:00 de la tarde (hora zulú) y que ofrece tanto confort a cambio de tanto silencio.
Todo en la vida tiene un peaje.
y que hacer sino? es imposible que vivas en un sitio y este no pase por ti.
ResponderEliminarPero realmente nos adaptamos? o ya teníamos esa forma de ser dentro y sólo faltaba la circunstancia que lo sacara?
La vida asceta en condiciones duras puede ser necesaria, incluso conveniente, pero echar unos bailes es imprescindible!!
;-)
Mucho ánimo
Creo que con el pais con el que vives desarrollas una relacion de amor-odio... Me imagino que tiendes a incorporar cosas, pero tambien a negarte a rotundo a otras, por un principio psicologico tal vez equivalente al principio de accion y reaccion. Por ejemplo, si el pais tiende al silencio y a ti no te gusta, tiendes a reafirmar tu disconformidad y tu ego siendo mas escandaloso/a de lo que serias en un pais escandaloso (donde tal vez miraras a la gente escandalosa con desden)...
ResponderEliminarMr Mt