lunes, 10 de octubre de 2011

Agua y luz, fuentes de vida

Siete días sin agua, yendo a buscarla a la oficina con garrafas, limitaciones rigurosas para el lavado de ropa y el fregado de platos, la higiene personal no admite limitaciones. Por fin, al octavo día, (quizá sea obra de Dios, o de Poseidón, no lo sé), Electrogaz (homóloga ruandesa de la SNEL) descansó (de dar por el...se entiende) y ese maravilloso liquido volvió a correr por las tuberías. Aún el calentador no funcionaba, pero no me importo calentar agua y llenar un cubo con el ya conocido y familiar sistema de te lo echas tu mismo con tu mecanismo.

Gozo total, os lo juro.

Salgo de la ducha dispuesta a secarme el pelo...y se va la luz!

Aún no ha vuelto. Desde el viernes y estamos a lunes. Todo lo que tengo en el frigorífico deberá ser irremediablemente tirado a la basura.

No estoy contenta.

Quizá deba hacer alguna ofrenda a Apolo...

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