martes, 22 de noviembre de 2011

Volver


Siempre me pasa igual. El mes antes de volver a casa es el más largo del mundo. No tengo claro que vaya a llegar el día en el que la vida de expat sea algo que mire desde fuera. Es algo que me sorprende cada vez. Supongo que como decía mi compi de Congo, soy la cooperante expatriada más arraigada del mundo.

Pero es verdad que cuando sé que voy a volver a casa tengo sentimientos opuestos. Por un lado, sobre todo en Navidad, me da pereza todo el despliegue de regalos, dulces, comilonas, etc. Pero por otro lado, no concibo unas Navidades al sol y en chanclas, ni lejos de mi familia. Creo que el mes antes de volver a casa ya empiezo a tener la cabeza más allá que acá, pensando en toda la gente que voy a ver y a la que voy a abrazar, las largas charlas que voy a tener y que tanto necesito, todo ese cariño que intento enlatar para llevármelo conmigo…

Al mismo tiempo, siento una especie de angustia, porque sé que nunca es suficiente, e intento sacarle el máximo partido posible a los días, que contabilizo en horas casi, que estoy allá. Hay veces que he vuelto satisfecha y con las pilas cargadas a tope, otras, es como si me hubieran quitado la piruleta de la boca. Espero que esta vez, sea de las primeras…

1 comentario:

  1. Al final, los expats nos pasamos la vida "volviendo"... Volviendo al lugar del que vinimos, y volviendo al lugar en el que estamos... Y estas ideas y venidas a veces descompensan un poco, o bastante, pues no es natural o normal unir Rwanda con Espanya en solo medio dia...

    Mr Mt

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