jueves, 7 de noviembre de 2013

Despacio

Una de las cosas que una aprende viviendo en África es que aquí todo va despaciooooo, exasperantemente despacioooooo. Es un nivel de despacio que no se puede procesar sin entrenamiento en la mente de un occidental donde todo va deprisa, deprisa y corriendo. Necesitas entrenamiento, y vas adaptando el ritmo. No es broma, yo camino mucho más despacio de lo que solía. Parece una exageración pero es la pura verdad. No lo hago conscientemente, es que ya no me sale ir deprisa.

Otra cosa que una aprende es que a pesar de que todo va despacio, al final, todo sale. Todos los problemas se arreglan y las cosas, por lo general, tienen un feliz desenlace. Digamos que las pasas putas en el proceso, que es lento y largo hasta la desesperación, pero al final, como por arte de magia, todo el mundo entra en razón y obtienes lo que buscabas.

Con estas dos premisas en mente he conseguido superar circunstancias difíciles, que deberían haber hecho que mi nivel de ansiedad estuviera por las nubes, sin embargo, nunca he estado tan tranquila. Nada me quita el sueño, soy como Yoda. Al final todo se arreglará, sólo necesitas tiempo. Hakuna Matata.

Hablando desde mi experiencia personal, vaya.

Esto mismo ha sucedido en Kampala, el 5 de noviembre, tras meses y meses de conversaciones el M23 ha anunciado el fin de su rebelión en el este de la RDC. Así, tal cual.

Los cascos azules y el ejército congoleño unieron sus fuerzas contra el M23 y les derrotaron en las colinas de Chanzu y Runyonyi, en el Kivu Norte, y tras esto, ha anunciado por fin el cese de las hostilidades y el desarme.


Lo digo con cautela, y estoy a la espera de más noticias, pero es un pequeño triunfo.

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