martes, 4 de mayo de 2010

Kahuzi Biega











Bukavu es precioso. El lago Kivu es precioso. No dejo de pensar lo triste que es que esta zona tan maravillosa sea una desconocida para el mundo y que no viva del turismo porque está atravesando uno de los conflictos armados más atroces de la historia reciente. En realidad mi problema es que admiro la belleza del paisaje y lo que el resto del mundo quiere es lo que hay debajo de esos verdes prados. Pero aún así, tanta belleza y tanta sangre no deberían ir tan juntas. Recuerdo las palabras de Ramón Arozarena cuando hablaba del Congo y de la desgracia de ser rico.

Veo casas de más de una planta y aceras con baldosas, medianas con jardines y flores y creo que la gente que me ve mirar de un lado para otro debe pensar que soy como Paco Martinez Soria en la gran ciudad desarrollada (si los lugareños supieran quién es ese señor). Pero alucino con lo diferente que es de Kin.

También está mucho más militarizada. Es como si la ciudad fuera todo aquello que rodea a los campamentos de la MONUC, como si fuera un anexo pegado al campamento y no al revés.
Pero me siento feliz de haber venido. Creo que ha merecido totalmente la pena y que la imagen que me llevo del Congo es ahora un poquito más completa. De hecho, después de ver esto, puedo quedarme con un dulce sabor de boca sobre las potencialidades del Congo.
Ayer por la noche junto al lago, me sentí emocionada incluso pensando en lo afortunada que era por contemplar ese lago magnífico y lo triste que es que se haya quedado como un reducto para la admiración de algunos cooperantes, soldados, mercenarios y hombres de "negocios".

Hoy he ido a ver los gorilas del Parque Nacional de Kahuzi Biega. Es caro pero es el parque más barato de África donde se pueden ver gorilas. Esta es una subespecie del gorila de montaña con la espalda plateada. En un momento dado, he estado rodeada por gorilas. He tenido a un gorila macho de 250 kilos de peso a cuatro metros escasos de mis ojos durante una hora. Había un par de hembras y unas cuantas crías. Se me han puesto los pelos de punta como tres veces y me he emocionado como otras dos. Me sentía la persona más afortunada sobre la faz de la tierra.

Regresando del parque, pensaba de nuevo en la guerra y en lo injusta que es. Con nosotras iban seis guías armados porque la montaña donde viven los gorilas es también escondite de rebeldes. Belleza y sangre juntas. Constantemente.

Cada segundo que pasa me refuerza en la idea de indagar un poco más en el trabajo en esta zona increíble que es Grandes Lagos. Quizá me ha picado el bicho. Me han dicho que África, es lo que tiene...






No hay comentarios:

Publicar un comentario