Mi sensación es de corazón dividido. Por un lado, no me apetece quedarme mucho más en Kin, pero por otro volver me da pereza y tristeza a la vez. Ha sido un año intenso en el que he aprendido casi tanto como en toda mi vida.
Ya sé que esto suena a topicazos de cuando vuelves la vista atrás...pero en realidad tengo que agradecerle mucho al Congo, hasta a los queridos amigos de la Dirección General de Impuestos que con tanta vehemencia han intentado chuparnos la sangre. Siempre por el bien de la Nación. Por supuesto. Que tiemblen Teléfonica o Iberdrola si me hacen alguna pifia con alguna factura. Se van a arrepentir de haber nacido...
De todos modos, es más o menos vox populi que probablemente regrese a África en el mes de julio. Grandes lagos, por supuesto, cerquita de Bukavu, que me ha robado el corazón...Eso me tranquiliza y me da ilusión, irte sabiendo que vas a volver, es una forma muy dulce de irse. Tengo mucha suerte. Últimamente no dejo de pensar eso. Soy una persona afortunada de poder hacer lo que me gusta, hacer frente a nuevos retos, cambiar, reír, sufrir, amar, odiar...estar viva al fin y al cabo, y lo más importante, sentirme viva.
Ya os lo dije, me ha picado el bicho.
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