martes, 15 de marzo de 2011

Yo soy rebelde porque el mundo me ha hecho así

Vale, tengo remordimientos. Lo voy a poner públicamente en el blog para que me llaméis chunga y tengáis razón. Bien, al grano. Me he apuntado a un gimnasio en el hotel más lujoso de Kigali. Abono de tres meses, pago un pastón. A cambio tengo gimnasio con todos los aparatos imaginables desde los que puedes ver dos teles de plasma, un vestuario con sauna, jacuzzi y sala de vapor, piscina y un zumo natural cada vez que vas. He entrado al gimnasio un día, eso sí, he ido a la piscina cuatro veces por semana. Es decir, amortizándolo, sí que estoy. Me convenció una amiga, y lo vi como una excusa para vernos entre semana y hacer algo de deporte, la realidad es que no me he cruzado con ella ni un solo día de momento, y me hago mis preguntas de si está bien o no. Me cuestiono si debería gastarme el dinero en eso o no. Tengo claro que yo no lo hubiera hecho por mí misma, pero, está bien que una cooperante sea socia de la piscina más cara de la ciudad?

Antes de responder a esta pregunta, iré a otras que ya he puesto en el blog con anterioridad: qué hacemos los cooperantes aquí, viviendo en casas enormes que no nos podríamos permitir en Europa, con sueldazos, con cochazos (me disculpareis en esta pero excepto lo del cochazo, -porque la Toyota Hilux mola un huevo-, el resto no se cumple estrictamente con mm, dignidad sí, pero sueldazo, tampoco…).

No sé si os lo he contado o no (estoy como una abuelica ya), pero me contó una amiga en kin que los cooperantes en África se dividen en tres categorías, las tres M (missionary, mercenary y misfit) es decir, misionero, mercenario e inadaptado (creo que he hecho una traducción un poco macarrónica). Lo que viene a decir es que cuando llegas a África, eres un idealista, estás dispuesto a ser voluntario, a trabajar gratis, no importa el destino ni las condiciones, todo lo haces por valores, convicción de salvar el mundo e idealismo. Tras cinco años, comienzas a ser mercenario, te importa tu carrera y ascender, no vas a cualquier destino, no en cualquier condición, exiges que te paguen más, porque ya tienes un estatus y una experiencia…Tras doce años llevas toda tu vida adulta y laboral en África, cobras una pasta y tienes una calidad de vida a la que tendrías que renunciar si regresaras a Europa, sin embargo, no perteneces a ningún sitio e intentas volver, pero no puedes, porque de cobrar 3000 euros al mes no puedes pasar a cobrar 1000 y en los puestos en los que puedes cobrar más, no te cogen, porque piensan que estas sobrecualificado para el puesto, que te va a aburrir y que te vas a marchar, así que te tienes que quedar en África porque no tienes opción, pero te has convertido en un “misfit”.

Bueno, os cuento todo esto porque hay mucha gente que cuestiona la cooperación y la figura de los cooperantes como impositores del sistema del norte. En cierto modo, estoy de acuerdo, como siempre, con matices.

El eterno debate de la cooperación en África, el negocio de la ayuda y la frase de hoy de mi calendario de Benedetti que comparto con algunos de vosotros cada día: « con todos sus laureles el norte es el que ordena, que todo el mundo sepa que el sur también existe ».  -Voilà l’existencialisme, como me decía mi amigo Albert (está empeñado en hacer una rumba congoleña con todas las frases que pongo cada mañana y me exige la traducción al francés).

La cuestión es que normalmente no suelo entrar en cuestiones de crítica fácil, soy una rebelde (bueno, eso es lo que me decían mis padres cuando me castigaban y aun así salía) y estoy en contra de muchas de las premisas que se difunden también desde las ong. No creo que las ong tengamos la razón en todo como para saber cómo educar a los demás en conductas de consumo, economía internacional o movimientos contrasistema. En realidad creo que no tenemos ni puta idea de que pasaría si la gente siguiera en masa los consejos que damos. Quizá fuera catastrófico. Quizá fuera peor el remedio que la enfermedad. De hecho, si lo sometemos a estadística, seguramente no tendríamos razón, porque las ong hasta ahora, nos hemos equivocado siempre, la cooperación hasta ahora se ha construido a base de ensayo y error.

Pero volvamos a mis conductas de consumo, qué está bien y qué está mal…es una barrera fina, comprar ropa de marca está mal y los oenegeros lo criticamos mucho, el consumismo y el capitalismo y la globalización y todo eso, pero luego nos vamos de vacaciones a Perú, porque tenemos amigos allí de nuestro voluntariado de quince días en Trujillo, y nos gastamos 1500 euros solo en el vuelo, visita de dos días a la casa pobre de los colegas y el resto Machu Pichu, porque claro, también hay que descansar. Con lo cual, qué es peor, que me compre un Levi’s que ha sido fabricado por niños vietnamitas o que para mi ocio destroce el medioambiente con el queroseno del avión de Iberia? Es difícil responder, no? Para mí lo es, porque esa actitud mojigata oenegera me molesta. Por supuesto que el consumismo es insostenible y por supuesto que una sociedad cuya bandera es Paris Hilton está podrida. Pero quién es coherente hasta las últimas consecuencias? Por qué una persona, incoherente como lo somos todos, solo por trabajar en una ong y haber desarrollado un slogan facilón se cree con el derecho de dar lecciones de vida a otra persona incoherente?

Conclusión: creo que la gente no es imbécil, que cada cual es producto de su tiempo y de sus circunstancias, que comprarte una camiseta cara no hace daño a nadie si eso es lo que te apetece y que cada cual se otorga sus lujos, siempre que compenses la balanza de lo que es lógico. Si pides un crédito para irte de vacaciones probablemente eres gilipollas pero de esos el mundo está lleno. Quizá las ong debamos meternos más con quienes sustentan este sistema, a saber, los bancos y los amigos de Davos, pero en lugar de eso, concurrimos a convocatorias de cooperación de esos bancos y nos amedrentamos si recibimos mucho dinero de la AECID a la hora de hacerle una crítica al Gobierno Español, no vaya a ser que se tomen represalias en la siguiente convocatoria y se nos caiga el chiringuito, con lo cual, si nosotros somos los primeros incoherentes, dejemos al ciudadano en paz, porque no estamos para moralinas.

Para terminar, sí, creo que está mal que una cooperante vaya a la piscina más cara de la ciudad, pero forma parte de mis incoherencias y seguramente no me hubiera comido tanto el coco en Vitoria si me hubiera gastado la misma pasta para ir al concierto de los Rolling Stones o algo así, de modo que acepto que las incoherencias son las que nos hacen humanos y desde luego, no tengo ninguna gana de dar lecciones a nadie sobre conductas de consumo sostenibles, porque no tengo ni puta idea de cuales serían esas conductas. Como oenegera os lo digo.

5 comentarios:

  1. eneeee, prima qué comedura de tarro, ¿no?

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  2. Te aseguro que cuando me meto en ese jacuzzi se me van todos los males y todas las comeduras de tarro...

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  3. Paloma.. que disfrutes de la piscina a tu salud y a la nuestra!!!! Miriam

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  4. Has tocado un sinfín de teclas que me hacen pensar en diversas cosas...

    Una es la separación de las personas y los colectivos (organizaciones, gobiernos...) un colectivo puede marcar directrices de como entienden que se deberían hacer las cosas, eso no quiere decir que sus voluntarios, socios o trabajadores sean lobotomizados al instante.
    Así que sobre la incoherencia, como dijo un dirijente de greenpeace cuando un periodista moralino le tachó de incoherente: En la vida hay que permitirse cierto número de incoherencias...
    Me gustó,así que lo asumí,, y tengo mi rango:

    De 0 a 5 incoherencias cotidianas, eres un purista, te pasas más tiempo controlando que haces que viviendo, a nadie podrás llegar, porque la obsesión en el control de incoherencias se pega.

    Más de 10, eres un hipócrita, dices A y haces Z, nada o casi nada de lo que piensas se refleja en tus actos.

    De 5 a 10 sobrevives, si, se comenten incoherencias, pero se aceptan y se camina para mejorar.

    Así que con lo de la piscina, ni lo pienses, no viene mal sentirse a gusto, hacer deporte, relajarse, en la vida de un expatriado.

    Sobre el tema de la cooperación, bufff, ai estamos, es una espiral de difícil solución...
    libros que me han ayudado en este tema:
    "Los hombres leopardo se están extinguiendo",
    "Blanco Bueno busca Negro Pobre" y el que no me canso de releer: "Africa al socorro de Africa" (el único de los 3 escrito por un africano)

    Muchos ánimos, e intenta vivir esa experiencia siendo quien tú sientas que eres.

    Un abrazo

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  5. En la linea de O Su So, decir que seguramente Hitler era un tio bastante racional y coherente.

    Anyadir que tambien supongo que hay un grado en las incoherencias> leves, moderadas, graves y vitales, por lo que introduciria un factor de ponderacion en la formula puramente cualitativa presentada en el comentario anterior...

    Siempre es mas facil ver las incoherencias de los demas que las propias (la paja en el ojo ajeno y esas guarradas de la Biblia...). Al menos esta bien conocer las propias incoherencias (monitoring) y evaluar si merece la pena mantenerlas (y disfrutarlas) o luchar contra ellas.

    Y tambien apuntar lo que un amigo mio decia siempre: "Disfruta de tus contradicciones!"

    Mr Mt

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