Entrada
pacífica de los rebeldes en Goma, así describen todos los periódicos la entrada
de las tropas del M23 con Sultani Makenga a la cabeza, y sin rastro de BoscoNtaganda, que como lo buscan en La Haya, ha preferido quedarse por el bosque.
Sin embargo, según un reciente informe de Global Witness, el señor Ntaganda
sigue teniendo el control de algunas minas en el este del Congo, y sigue
pasando minerales de contrabando hacia Ruanda. Se conoce que el hombre anda
ocupado.
Desde 2003,
ningún grupo rebelde había tomado la ciudad de Goma. Ni una década de tregua
para los habitantes de la ciudad, ni un segundo de tregua para las poblaciones más
al norte.
Las
FARDC habían puesto pies en polvorosa, no dejando ni rastro, y los cascos
azules, tras la insólita actuación del sábado, en la que de hecho, se tuvieron
que calzar las botas y adentrarse en la selva, para pegar tiros, -a la que no
nos tenían acostumbradas-, volvieron a su estado habitual y no ofrecieron
resistencia alguna, y se quedaron mirando a los rebeldes mientras pasaban, según
el portavoz de NU porque no querían que en un fuego cruzado murieran civiles.
Qué consideración. Por supuesto, UN no ha tardado en condenar después la invasión
rebelde en Goma, como quien no juega un rol en ello, faltaría plus.
Critico
a MONUSCO, pero en realidad, ellos son la cabeza de turco, el último mono en
una cadena de decisiones que vienen de muy alto y que les indican que se
limpien el culete con su mandato, y que no hagan nada. Esta es una de las
guerras (no declarada, pero que nunca ha cesado) más silenciadas de la
historia, con varios países en juego, con múltiples intereses en juego, de países,
y de grandes multinacionales porque el Congo, queridos míos, si el mundo fuera
un lugar lógico, sería el país más rico de la tierra, seria obscenamente rico,
con oro, diamantes, coltán, casiterita y una larga lista de minerales que, si
pudieran gestionarlo ellos, los congoleños, y no los rebeldes u otros países, estarían
forrados y dictarían las leyes del mundo. Pero no es así, porque el mundo no es
así, y porque el Congo no tiene un gobierno ni una gestión del país, tiene una
broma y tiene un caos perpetuo, y los congoleños lo consienten. El presidente
del pufogobierno está precisamente en Kampala, a donde se dirigió ayer, en
plena crisis, para reunirse con los presidentes de los otros países de la región,
entre ellos, Uganda y Ruanda, que tienen mucho que decir en esta crisis por ser
los países fronterizos en el este. Ahora bien, tanta camaradería, tanto buen
rollito, tanta prisa por irse a tomar el café juntos y tanta pasividad de los
cascos azules…me pregunto yo si esto ha sido o no una sorpresa. La tierra debe
de estar tan conmocionada como yo ante estos eventos, porque ayer, precisamente
con epicentro en Kampala, se originó un terremoto de magnitud 4.9 en la escala
de Richter, que se sintió incluso en Goma y en Kigali a las 18:23:51, hora
local, y que me pilló en la oficina.
Volviendo
a Goma, ayer por la mañana, algunos, pocos civiles, salieron a la calle a
recibir con tímidos vítores a las tropas del M23, supongo que más por una
estrategia de que cuando te invade un grupo rebelde, y sabes que lo que viene
por delante es pasarlas más putas que antes, mejor llevarte bien con el que
potencialmente puede joderte, o matarte. La psicología en tiempos de guerra,
parece ilógica, pero no lo es. Es básica y primaria, es de supervivencia. Otros,
más cautelosos, simplemente se quedaron en sus casas, la ciudad, de hecho, por
lo que cuentan, era una ciudad fantasma.
Llama
la atención el equipamiento de los rebeldes, todos con sus caritas hamíticas y
sus trajes de camuflaje perfectamente nuevos y limpios, planchados y sin una
manchita de barro, cinturones con provisiones, AK47, walkie talkies, gafas de visión
nocturna (si, habéis leído bien) y alguna que otra artillería pesada. Me
pregunto de donde habrán sacado todo eso, y si no tendrán algo de ciertas las
acusaciones formuladas que indican que reciben apoyo económico y logístico…
Os dejo
las imágenes de Paris Match, para que juzguéis vosotros mismos, mientras tanto,
aquí nos quedamos, como los habitantes de Goma, a verlas venir…
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