jueves, 9 de septiembre de 2010

Soy umuzungu como fui mundele

De nuevo, siempre blanco es la primera palabra que aprendes en una lengua africana. Para no dejarte llevar demasiado por el romanticismo, supongo. Para saber dónde estás, y donde debes quedarte. No te vayas a querer creer que el mundo es de otra manera.

Me he pensado mucho si continuar o no con este blog, al final, entre otras razones he decidido que a pesar de que Kig será de las ciudades más europeas de África, tiene cosas totales para un blog. O quizá deba decir que yo considero algunas cosas que ocurren aquí como anécdotas perfectas para MI blog. Eso es más exacto. Una visión acida y caustica como la mía sobre la realidad de una sociedad, y lo que esta sociedad considera banal y yo considero gracioso, o triste, o deplorable o maravilloso.

Tan banal como la clase de aerobic, por ejemplo. Ayer mientras calentábamos corriendo sin parar pensaba que más que una clase de aerobic, eso parecía un entrenamiento para el Ironman, y no dejaba de repetirme que esa clase y lo que en ella ocurre, es la típica cosa que yo contaría en este blog.

Así que ahí va.

Ubicación: Club de tenis en un barrio pijo de Kig.

Sala de unos 200 metros cuadrados. Ventanas cerradas porque el profe es un sádico y quiere que sudemos la gota gorda.

50 personas. Sip. La sala os había parecido grande pero ya se ha quedado pequeña con tanta gente.

45 hombres, 5 mujeres. De nuevo, sip, sorprendente.

Edades comprendidas entre los 30 y los 40 años. Ojiplática me hayo.

Hora de saltos (literal), 5 min de lo que podríamos llamar pasos de aerobic desde nuestra visión occidental, 5 minutos de estiramientos, 10 min de baile congoleño, y 10 minutos de abdominales sádicos que creo, nunca podré llegar a hacer ni aunque viva mil años. Conclusión: aerobic sádico extra de aeróbico. Es para verlo, esos 45 hombres (porque ya os digo que no son chavalines) que se vuelven locos con los saltos y la rumba congoleña, que gritan y que se animan unos a otros, que se cogen de la mano y que se preparan para el Ironman. Me entraba la risa, así que luego no puedo con los abdominales…

Pero ahí que repito cada semana, debe ser mi lado sadomasoquista jamás explorado…