jueves, 24 de octubre de 2013

Benidorm, Alicante

Sabes que estás en Benidorm, Alicante, cuando:

1.- Un BMW descapotable pasa lentamente por el paseo marítimo con la canción “Hoy es noche de sexo” a todo volumen y un tipo extra bonus de bronceado y calvo lo conduce.
2.- Escuchas por primera vez (y por última probablemente) la canción de reggeaton “Ella y yo” en versión flamenquito pop con un toque tecno.
3.- Ves un poster de promoción del nuevo bar donde actuará María Jesús y su acordeón (que por si no lo sabíais, es de Benidorm).
4.- Ves un poster de un espectáculo en el que se ve a una persona vestida de chaqué de la que no es posible discernir si es un hombre o una mujer, y el anuncio dice “Ella es él”.
5.- Hay una calle con bares en la que chicos que parecen sacados de Bosbury, England, allá por las West Midlands (con el consiguiente acento rural inglés) se dirigen a ti exclusivamente en inglés (o español macarrónico, en el mejor de los casos) ofreciéndote entrar en bares que ponen música exclusivamente en inglés, cuyos dueños, camareros y DJ son ingleses y en los que no hay otra cosa que no sean ingleses bailando. Corrección: inglesas bailando con el buen gusto que las caracteriza, e ingleses observando el ganado desde la barra, con una cerveza en la mano, por supuesto, no local.
6.- Pagas un euro por una pinta de cerveza y te ponen una tapa con absolutamente todo lo que consumas. Aunque sea agua del grifo.
7.- Todas las chicas locales (o que viven allí), tienen el pelo teñido de rubio pollo.
8.- Si llueve y hace frío no sabes qué hacer, literalmente.
9.- Ni una sola vez, oyes hablar en valenciano.
10.- Los gitanos del mercadillo hablan inglés (pruébese aquí = prob jier).
11.- Cada dos por tres hay personajes de la tele basura, de esos que viven para divertirnos, haciendo bolos en discotecas. Me niego a describirles como famosos porque en el 99% de los casos no tengo ni puta idea de quienes son...
12.- El 60% de la playa no se ve, porque está cubierta de hamacas azules que se alquilan, el otro 40% lo cubre gente medio desnuda. Es imposible mirar hacia la playa a las 11 de la mañana y ver un solo espacio de arena que no tenga un trozo de carne humana encima. Lo mas difícil de ver en la playa, es arena, de hecho.
13.- Puedes ver a gente borracha a cualquier hora, del día o de la noche, cualquier día del verano.
14.- El verano dura desde marzo hasta octubre.
15.- A pesar de todo, en este pueblo "fun-oriented" de la España cañí queriendo ser guay, no paras de beber, no paras de comer, no paras de salir, y te lo pasas bien, sobre todo si vas en buena compañía.







jueves, 17 de octubre de 2013

Playas paradisíacas

Cuando vives en Europa, normalmente el centro de tu existencia es tu trabajo, tu pareja o tus hijos, o combinaciones aleatorias de lo anterior.

Si inviertes demasiado tiempo en viajar o hacer cosas que te gustan, la gente comienza a mirarte raro. Te califican de vividor, que es un adjetivo lleno de connotaciones negativas. Normalmente porque los vividores suelen carecer de trabajo estable y son además, bastante jetas.

Pertenezco, sin ningún género de dudas al grupo de personas para los que el trabajo es el centro de su existencia, pero he descubierto que en ausencia de responsabilidades familiares- al margen de mi gato-, lo siguiente que llena mi existencia es viajar, y si es posible, viajar a playas paradisíacas. He decidido hacer una cruzada de ello, e ir a todas las playas paradisíacas que pueda. Antes de que tenga responsabilidades familiares –al margen de mi gato-, y tenga que acostumbrarme a una vida en la que lo más excitante, es ver a Pocoyó en la tele (no me cabe duda de que lo conseguiré, y de que seré feliz en el proceso, pero, admitámoslo, la maternidad viene unida a un montón de renuncias)…

Así que en ello estoy, ante el asombro y probablemente el reproche de familia y amigos, porque divertirse está bien, pero no demasiado, y ser cooperante y además ir a tostarse a Zanzíbar se ve como el fruto de una doble moral denostable. A pesar de que yo nunca me he considerado una santa, ni salvadora de nada ni de nadie, ni mucho menos me he jactado de ello. Al contrario, no soy ni más ni menos altruista que cualquiera y veo y percibo mi trabajo como lo que es, un trabajo más, y siempre lo he expresado así. Admito que me gusta que mi trabajo tenga un cierto fin social, supongo que por el poso positivo y educación en valores que dejaron mi educación católica y mis años en colegio de monjas, que por lo demás, me convirtieron en una completa atea.

Hice ciertas renuncias materiales viviendo en Kin, y estoy dispuesta a hacerlas otra vez, aunque siempre he admitido que en Kigali, aunque no hay mucho que hacer, la vida es fácil y placentera. Sin embargo, vivo lejos de mi familia, por opción, cierto; aunque eso no quiere decir que no esté exento de cierto coste personal para mi, y para mi familia. Esto se traduce en lo siguiente: si estoy enferma, mi mamá no está ahí para cuidarme; si tengo un problema, lo afronto sin la ayuda de mi familia; si estoy triste, y me acabo preguntando qué hago yo aquí, por no preocupar a mi familia, que está lejos, me lo como, y espero al día siguiente, porque sé que la sensación se pasará. En la vida de expatriada, conoces a mucha gente muy interesante, y es una de las cosas que más me atrae, sin embargo, tienes que hacer las paces con la idea de un fuerte componente de soledad bien llevada. Por estas renuncias personales y por las limitaciones materiales, creo que siento que me lo merezco. Me merezco esos días en la playa paradisíaca. Probablemente hay gente que siga pensando que soy una vividora, en la más profunda connotación negativa del adjetivo, pero qué le voy a hacer, en mi condición de atea, y pensando que tras la muerte no hay otra vida mejor, tendré que aprovechar ésta al máximo de sus posibilidades…

Mombasa, Kenia