jueves, 4 de diciembre de 2014

Todo lo que tiene un principio...

...tiene un final. Ya lo decía el agente Smith en Matrix.
Después de esta intensa etapa africana en la que he aprendido tanto personal y profesionalmente, los pasos me llevan al Perú, en la semi desconocida para mi, Sudamerica.
Cambio de ONG, de país, de continente.
Os animo a seguir asomándoos a las ventanas que os abro por el mundo en "Mi ventana a la Cruz del Sur".
Hasta pronto.

lunes, 15 de septiembre de 2014

7 de abril

Hoy es uno de esos días, en que no ha parado de llover.
Agazapado en la rama de un árbol, con el corazón encogido,
con el intestino atascado y las manos tensas, sudorosas,
temo que el ruido del hambre que amenaza mi estómago,
incontrolable, desvele mi paradero a los hombres armados,
que deambulan por debajo del árbol, entre la maleza,
intentando matarme.
Dos horas.
En este día lluvioso del mes de abril, el agua cae por mis mejillas,
no dejándome saber si son gotas de lluvia, o lágrimas de mis ojos.
Quizá sea mejor así.
Me alegro de que mi intestino esté tan asustado como yo.
Agazapado en la rama de un árbol, temiendo por mi vida,
no es momento para necesidades básicas.
Siempre pensé que el miedo surtía el efecto contrario.
Me alegra saber que no es así.
Cuatro horas.
Las horas pasan y les veo pasar, en diferentes grupos, armados.
Hasta ahora han sido tres grupos; el primero de cinco hombres,
el segundo de siete, el tercero, -más numeroso-, de once.
En total conocía a cuatro de esos tipos, son gente del pueblo.
Me sorprende verme ahora huyendo de ellos.
Me sorprende que yo, un muchacho de apenas dieciocho años,
esté en su punto de mira.
Qué he hecho yo?
Es posible que alguna vez, robara bananas de algún vecino.
Pero no creo que ese sea el motivo para mis actuales circunstancias.
Ninguno de los hombres me ha visto, a pesar de los ruidos,
que a mí me parecen atronadores, de mi estómago.
Me fijo en las huellas que sus chancletas o sus botas de goma,
dejan en el barro. El dibujo se queda en la arcilla del suelo,
hasta horas después de que se hayan ido.
Seis horas.
El agua va borrando las huellas, observo las gotas que caen,
y no sé si es la lluvia, o las lágrimas de mis ojos,
pero me da igual.
Me gusta que no quede rastro.
Como si nada de esto estuviera sucediendo.
Hoy es uno de esos días, en el que los espíritus
solo auguran malos presagios.
Mis piernas están en tensión, mis brazos están en tensión,
todo mi cuerpo y mi mente están en tensión.
Mis ojos están abiertos de par en par,
pero mi cabeza no puede pensar.
Lo intento, pero no puedo pensar.
Me duermo…
No! No te duermas!
Te puedes caer del árbol, y entonces sí que eres presa fácil.
De pronto, las imágenes de mi madre y mi hermana gritando
vienen, como un huracán, a mi cabeza.
Sus cuerpos cayendo al suelo.
El suelo, tan verde, en el mes de abril, tiñéndose de rojo.
La sangre es tan roja que es casi brillante.
Nunca había visto tanta sangre. Nunca me había percatado,
hasta ahora, de lo roja que era.
Las gotas caen y esta vez sí, estoy seguro, de que son lágrimas de mis ojos.
Ocho horas.
Oigo una radio, -otro grupo se acerca-, los mensajes están llenos de odio.
La locutora dice que soy una cucaracha, y que merezco la muerte.
Reconozco al grupo, son los que han entrado en mi casa esta mañana.
Los que han matado a mi madre y a mi hermana, mientras yo corría.
Están buscándome.
Uno de ellos mira hacia arriba.
Me ha visto, es el fin.
Diez horas.
Estoy de rodillas en el suelo, cuatro hombres me rodean.
Conozco a uno de ellos, le conozco desde que era un crío, es mi vecino.
Tiene un hijo de mi edad, jugábamos juntos cuando éramos pequeños,
porque su balón de fútbol, hecho con telas y cuerda, era mejor que el mío.
Después, yo fui a la escuela y él al internado, y perdimos el contacto.
Pero me caía bien…
El asesino de mi madre, con sus ojos llenos de odio,
le da el machete a mi vecino.
El asesino de mi hermana, impávido, observa la escena.
Desde que me han bajado del árbol hasta ahora,
no han parado de insultarme y de darme golpes y patadas
en el cuerpo, mi cuerpo, entumecido, por el frío, y por la lluvia.
Mi vecino me mira a los ojos, en su expresión veo mi expresión.
Miedo.
Pavor.
Terror.
Ambos sentimos lo mismo.
Yo, por lo que va a ocurrirme.
El, por lo que va a hacer.
En sus ojos veo algo que parece una disculpa.
No lo quiere hacer.
Pero lo va a hacer igualmente.
Doce horas.
El agua golpea el suelo, y de nuevo, con certeza, sé que son lágrimas de mis ojos.
Siento el machete cortando el aire a toda velocidad, hacia mi cuello.
Siento miedo y de pronto, ya no siento nada.
Hoy es uno de esos días que debía haber desaparecido del calendario.

domingo, 7 de septiembre de 2014

Gracias

Nunca pensé que un lugar que tenía en principio tan poco que ver conmigo acabaría siendo de una manera tan profunda y sentida, mi hogar. No siento más que agradecimiento. Ruanda, me has hecho muy feliz.

viernes, 25 de julio de 2014

Job, as in...más paciencia que el santo...

Aquí estoy inmersa en la búsqueda de empleo, con miras hacia el continente asiático pero distrayéndome mucho por el camino cuando veo puestos que me gustan con ONG que me gustan en sitios tan dispares como Nicaragua, Fiji, Islas Salomón o Papúa Nueva Guinea.

Básicamente, tengo una línea central de criterios de selección, con ciertas salvedades que me permito hacer.

El proceso, como os podéis imaginar, es muy engorroso. El tiempo que has de dedicar a cada carta de motivación y a cada sistema de registro on line que se atasca cada dos segundos teniendo que rehacer lo que has hecho, es bastante tedioso. Entiendo que ellos (los empleadores), valoran mucho el tiempo de empresa y su valor en el mercado y quieren que les des la información ya mascada y clasificada. Lo que estas empresas no están valorando, es el tiempo que me hacen perder a mí, como si mi tiempo no tuviera valor en el mercado.

Por otro lado, confieso que me imagino en sitios pintorescos y lugares exóticos y me hace ilusión. En ese sentido, estoy disfrutando del proceso. Un nuevo proyecto me hace ilusión, una nueva ONG, un nuevo país.


Veremos qué pasa. La vida sigue.

miércoles, 18 de junio de 2014

Atrapa tu sueño

Ya os he comentado que estuve en Arusha este fin de semana. Lo más singular que me ha pasado es conocer a una familia de argentinos que llevan viajando desde 2000. Los Zapp. A bordo de una Graham-Paige llevan recorridos unos 200.000 kilómetros. 

Había leído sobre ellos en una de esas in-flight magazines de alguna compañía aérea de cuyo nombre no quiero acordarme.


Estaban allí en Arusha en una feria del verano (aunque no sé si es verano ahora mismo en Arusha) y yo estaba con un amigo de origen argentino. Así que me parecía como algo cósmico, y que teníamos que hablar con ellos. Unos tipos encantadores. Resulta que su única hija (los otros tres son nenes) se llama Paloma. Por si nunca os ha pasado, si tenéis nombres no tan comunes como el mío, y encontráis gente que han llamado así a su única hija, instantáneamente piensan que tu nombre es extraordinario, y que probablemente tu eres guay también, aunque seas gilipollas. Así que me lo pusieron muy fácil para caerles bien.

Dijeron que pasarían por Kigali próximamente así que les di mi tarjeta para que llamaran si quisieran. Esto va contra todo lo que me enseñó mi madre, eso de no hables con desconocidos, no te fíes de la gente y aquella misteriosa persona que daba caramelos a la puerta del colegio, y que yo nunca encontré, a pesar de lo mucho que me hubiera apetecido ese caramelo.

Lo que pasa es que aquí en Afrik, aplican otros parámetros, mamá. Somos pocos rostropálidos (cada vez más, por desgracia), y menos hispanohablantes aún, así que das tu contacto, abres tu casa, y les preparas la cena si hace falta. Vives en una constante casa de estudiantes, y entra y sale gente a menudo. Esto, que quizá os horroriza, amigos lectores, confieso que me gusta. Vivir en un constante estado de bienvenida es mejor que vivir encerradita en tu cascarón.

Os recomiendo encarecidamente que le echéis un vistazo a su blog, se llama "Tres Américas una huella. Los Zapp", y ahora están en su aventura africana. Si tenéis ganas de hacer un viaje con un coche de los años 20, o en un coche más moderno, o de viajar durante 14 años, o durante 1, o durante 5 días, o de ver como se pueden reducir gastos en un un viaje mochilero, o tenéis ganas de quedaros en vuestro sofá y ver fotos de una preciosa Graham-Paige en fantásticos lugares, clicad sobre el nombre del blog, que os he puesto un link la mar de rico.




martes, 17 de junio de 2014

Personally

He pasado un intenso fin de semana en Arusha visitando y despidiéndome de unos muy queridos amigos y ahora la semana se me hace cuesta arriba. Os lo digo personally...

En todo caso, ha merecido totalmente la pena. Work hard. Play hard.






lunes, 9 de junio de 2014

Hasta la Victoria, siempre...




Cuando vives con una persona a la que quieres, todo se llena de cotidianidad. Le quieres, por supuesto, eso está fuera de toda duda. Pero además de con el amor que le profesas, vives con las cosas que te irritan, con los hábitos y manías que no compartes, con cierto grado de testarudez y con una serie de aspectos de la jornada ordinaria que no son nada atrayentes para ti. También indudablemente, puedes disfrutar intensamente de los buenos momentos, de los que te acercan, de los que te hacen querer más y más. Todo es real, para lo bueno y para lo malo.

En la distancia todo el aspecto de cotidianidad se diluye. Tengo que hacer esfuerzos para recordarlo. Solo queda una especie de idea etérea, flotante, idealizada de la persona y de los motivos que te llevan a quererla y a admirarla. Es como si la relación se congelase, no avanza, ni para bien ni para mal; es una idea de una persona que no se mueve, que no evoluciona, que no cambia de opinión. Como si las personas fueran objetos de museo. La persona no cambia, no envejece, no pierde la memoria, ni los papeles, no tiene manías ni despistes, es una copia exacta en carne y hueso de la imagen de tu memoria.

Esto me ocurre con todas las personas a las que quiero. Pero sobre todo con mi familia, con mis padres, y especialmente con mi madre. Supongo que porque es mi referente femenino; quien me ha enseñado como ser una mujer en este mundo. Ella es en general alguien a quien siempre he admirado, pero desde que solo la veo dos veces al año, es la máxima idealización de mi mente. Ahora mismo, en mi mente, mi madre es prácticamente perfecta. Creo que no sabe volar y que no es alquimista, pero esas son probablemente las dos únicas cosas que no puede hacer. Por todo lo demás, encarna la perfección.

Creo que la cotidianidad, el hábito, y ahora para mí, la distancia, hacen que no digamos suficientemente a las personas que queremos, que les queremos. Este post es para solucionar eso. A mis padres, gracias por enseñarme a trabajar duro, a pensar en el futuro, a luchar por lo que quiero, a hacerme valer, a solucionar mis propios problemas, el gusto por la lectura, y por el estudio, por los idiomas, a ser cauta, y a no tener miedo. Por no cejar cuando me podía la vagancia o no entendía que fueran tan pesados o tan estrictos; o cuando ellos, no entendían que el dichoso cálculo mental no era, simplemente, para mí. A mi padre, por hacerlo queriendo que trabajase en algo que me gustara y que pudiera ser feliz. Si soy feliz, es en gran parte porque me diste las herramientas para ello. A mi madre por hacerlo queriendo que yo fuese una mujer independiente y resuelta. Si el mundo me gusta, es en gran parte porque tú estás en él. Llego a casa en 10 días. Tengo muchas ganas de veros.

lunes, 19 de mayo de 2014

Kony 2014

Hace un par de años os hablé de la campaña  Kony 2012 en un post. Cómo la ONG "Invisible Children" había puesto a Kony en el mapa, etc. Se conoce que la campaña tuvo éxito. Tanto, que se recorrió ella solita toda la Avenida Pennsylvania hasta llegar a la Casa Blanca, y la Casa Blanca ha puesto a un grupo de hombres a buscar a Kony. Concretamente a 150 apuestos y fornidos guerreros del aire, muy profesionales todos. Apoyando a la armada ugandesa. Con su equipamiento incluido.

Aún están buscándolo. El se va moviendo entre Sudan del Sur, República Centroafricana y República Democrática del Congo. Estos tres países se caracterizan por amplios espacios fronterizos no controlados, conflictos intermitentes produciéndose en este mismo instante y gobierno con capacidad de control y medios logísticos deficientes. En fin, que tonto no es. Puede andar de paseito entre país y país un buen rato antes de que le encuentren. La buena noticia es que, al menos, se sabe dónde está, más o menos.

A principios de este año, Kony ha solicitado conversaciones de paz al gobierno ugandés a través de una carta (llena de bonitas palabras e intenciones, hay que reconocer que estos rebeldes del África del Este, cuando escriben, parecen budistas, hay que joderse). Un supuesto representante suyo organizo un encuentro telefónico, que luego nunca tuvo lugar, por lo que el Gobierno de Uganda no se tomó muy en serio la cartita de Kony. Digamos que tienen un pasado en este sentido, ya desde 2006 se intenta negociar el armisticio con Kony, y él es tan majo y se lo toma tan en serio, que: o ni se presenta a las conversaciones de paz, o manda a representantes que poco tienen que decir en este tipo de foros (ha llegado a mandar a niños de su ejército a las conversaciones, el muy hijoputa). Las conversaciones históricamente siempre han terminado de la misma manera: el día que él mismo debía de presentarse para firmar el acuerdo de paz, jamás lo hacía. Con lo cual, el escepticismo gubernamental, viene de sobra justificado.

Varios de sus generales han sido encontrados por la armada ugandesa y han sido abatidos en los pasados meses. Recientes informes de Naciones Unidas informaban de su paradero en Sudan del Sur. El periódico británico The Guardian informaba ayer de que Kony ha puesto a su hijo de 22 años al frente de un destacamento. Antes pertenecía a su guardia personal, ahora, ante la falta de generales que lideren sus tropas, ha optado por sangre de su sangre a la hora de elegir líderes.

Kony es lo que podemos denominar, una autentica perlita dentro del maravilloso mundo de los rebeldes de África del Este. Lleva más de veinte años dando por saco, todo un record para un rebelde, ya que suelen entregar la cuchara bastante pronto. Lo que caracteriza a este rebelde en particular, es que a parte del pillaje, las violaciones y las masacres (macabro día a día de los señores de la guerra), a Kony hay que atribuirle también el robo de niños y niñas, que utiliza como soldados y esclavos sexuales. Supongo que para estas alturas, Kony ya os caerá tan bien como a mi.

Ya en 2012 os decía que esperaba que le encontrasen, y lo mandasen a La Haya rapidito. Conociendo el modus operandi de los americanos, me parece a mi que poco juicio va a tener este señor, más bien me inclino a pensar que le va a caer una bala en la sien y una foto del cadáver para la posteridad y los periódicos. Si esto es así, ya escribiré otro post de indignación al respecto. De momento, sigo a la expectativa de lo que va a suceder, me da la sensación de que le queda poco tiempo de rodeo a este payaso.




jueves, 15 de mayo de 2014

Sentimientos encontrados

Ya tengo fecha de fin de contrato. 30 de septiembre.

Es una tontería, porque sabía que sería por esas fechas aproximadamente. Sin embargo, el hecho de tener la fecha exacta en mi mente me produce sentimientos encontrados.

Supongo que no es por la fecha, es por el hecho de irme. Todo en mi mente y raciocinio me indica que es la decisión correcta. Es el momento correcto. Es el paso profesional correcto. Es el paso personal correcto.

Sin embargo, mi corazón quiere llorar, tan fuerte y de forma tan histérica que es casi insoportable.

Sentimientos encontrados. Mixed feelings.

Esto es lo que la gente repite como una cantinela cada vez que se va.

Somos viejos conocidos, los sentimientos encontrados y yo. Desde el principio. Ya desde que me fui de Vitoria-Gasteiz, donde se hace la ley, y un amigo me decía que no cambiase. Ya entonces me parecía difícil no cambiar. Cinco años después puedo decir sin ningún género de dudas, que sí, que he cambiado. Pero quiero pensar que es para mejor. Estoy de acuerdo con él en que no empiezas una nueva vida, es solo una forma de hablar, empiezas un nuevo trabajo, vives en una nueva casa, haces nuevos amigos. Pero la vida es la misma. Es tan parte de mi vida los tediosos años en el colegio de monjas como el Rwasmus, tan míos los poteos por la Cuchi como los días que pasé gritando histérica a alguien de la REGIDESO en el Congo. Tan yo misma, los horribles primeros seis meses que pasé en Ruanda como la rumba congoleña que bailé en Los Latinos de Kin.

Todas las partes de la vida tienen su parte buena y su parte mala. Pero todo junto hace nuestro bagaje y estoy encantada con el mio. Me hacen quien soy. Me alegro de que en el global, mi vida solo ha cambiado para mejor, es ligeeeeramente posible que hoy en día sea más cínica de lo que era y más escéptica. También soy muuuucho más pragmática, más resolutiva y más inquebrantable. Pocas cosas me quitan el sueno, pocas cosas me enfadan, tiendo a pensar que todo se soluciona antes o después y soy más sincera, y mi paciencia ha crecido hasta limites insospechados. Me gustaría decir que soy más humilde, pero es mentira, sin embargo, me he tenido que bajar los pantalones en numerosas ocasiones frente a gente con distintos grados de poder (para joderme/nos), y sé fingir la humildad requerida y el peloteo de forma muy convincente, aunque maldiga por dentro. Como en África todo es extremo, una se vuelve más extrema. Pero ya me va bien...

Con lo cual, frente a esta situación, optaré por concentrarme en la ilusión del nuevo reto y no en la nostalgia de la partida. No será fácil. Pero lo intentaré.


martes, 22 de abril de 2014

Pobre Ernesto

Supongo que recordáis que hace una par de posts os hablé del libro sobre las andanzas del Che en el Congo. Lo he terminado en mis breves pero intensas vacaciones en esa fantástica isla que es Madagascar.

He de decir que me he divertido mucho leyéndolo, supongo que en parte porque me he sentido identificada con su experiencia tragicómica, y con su frustración en ocasiones. También porque habla de personajes que luego desempeñaron un rol principal en la vida política del Congo, y es interesante el análisis de un extranjero "imparcial" al respecto. No me siento nada identificada con el idealismo revolucionario porque rechazo frontal y diametralmente la lucha armada como forma de conseguir nada. Pero al margen de esto, creo que el hombre estaba cargado de buenas intenciones, paternalista a veces, pero ese es un error común, también para la que suscribe. Creo que el tipo fue un poco ingenuo en ocasiones, no sé si le faltaron conocimientos de la zona y de sus gentes, perspicacia, o si su tenacidad fue el fruto de un positivismo e idealismos ciegos a la realidad. También pudo ser que por su espíritu luchador, le costó aceptar que todo se desmoronaba bajo sus pies y que lo que tenía enfrente era la definición de un fracaso. Con eso, también me puedo identificar. Por supuesto, eran otros tiempos y por supuesto, yo tengo la ventaja de vivir en el momento actual, tras 50 años que no hacen más que demostrar, que por desgracia, no mucho ha cambiado. 

No voy a hacer una critica literaria completa pero sí quiero copiar un par de pasajes del libro que dan una idea de las venturas y desventuras del pobre Ernesto en tierras africanas:

"Consecuentes con nuestros principios, iniciamos un esbozo de acción social. El médico Hindi, llegado de la base, daba consultas a los campesinos del lugar y establecía un sistema de visitas rotativas en los poblados de las montañas. Entregué semillas de legumbre, que me habían llegado del lago, para que las sembraran y cultivaran, repartiéndonos luego el producto. Logramos una atmósfera distinta, comunicativa. Como los campesinos de cualquier lugar del mundo, éstos eran receptivos a hacia todo interés humano en ellos, agradecidos y con gran espíritu de cooperación, era doloroso constatar que esos mismos hombres que mostraban una genuina confianza en nosotros e interés en trabajar, se pudieran transformar, al entrar en el ejercito de Liberación, en ese soldado indisciplinado, haragán y sin espíritu de lucha que teníamos enfrente. Las agrupaciones militares, en vez de ser factores de desarrollo de la conciencia revolucionaria, eran un vertedero donde todo se pudría, resultado de la desorganización y de la falta de dirección de que tantas veces nos hemos lamentado en el curso de estas notas."


"La idea que nos guiaba era la de hacer luchar juntos hombres experimentados en batallas por la liberación, y luego contra la reacción en Cuba, con hombres sin experiencia y provocar, con esto, lo que nosotros llamábamos la « cubanización » de los congoleses. Se verá que el efecto fue diametralmente opuesto y cómo se produjo con el tiempo la « congolización » de los cubanos. Llamamos congolización a la serie de hábitos y actitudes frente a la Revolución que caracterizaron al soldado congolés en aquellos momentos de la lucha, esto no entraña una opinión despectiva hacia el pueblo congolés; lo entraña, sí, hacia el soldado de aquel entonces."

sábado, 19 de abril de 2014

lunes, 7 de abril de 2014

20 años no es nada

Se cumplen 20 años. En los medios de comunicación, por primera vez desde los años 90 se vuelve a oír hablar de Ruanda. Por el mismo motivo que hace 20 años: el genocidio.

Cuando yo le digo a la gente que vivo en Ruanda, me miran con los ojos abiertos, y veo que por un momento se evaden, tratando de visualizar lo que puede ser Ruanda hoy en día. Me da la sensación, por el tipo de comentarios que me dicen después, que lo que se imaginan es a mí en algún tipo de erial o de sabana africana rodeada de tipos con taparrabos y machetes en la mano, y con ganas de utilizar esos machetes.

Para empezar, Ruanda es verde. No es árida, es bastante fértil. Hay una zona pequeñita de sabana al oeste, en la frontera con Tanzania que es parque natural y se llama Akagera. Ya os he ensenado alguna foto del sitio en posts anteriores.

Ruanda está lleno de colinas. Lo llaman el país de las mil colinas, por lo general la tierra es roja y arcillosa, cubierta de hierba verde, casi fluorescente de lo verde que es y esta cultivada desde los valles, hasta la cima de las colinas. Aquí la gente cuando va a trabajar al campo, es lo mismo que decir que va de escalada, prácticamente. El paisaje es precioso. Increíble. La zona de los volcanes es de lo más bonito que yo he visto en mi vida.

La gente no vive en casas de paja. Los techos de paja, están de hecho, prohibidos, porque se considera que promueven enfermedades. La gente vive en casas de madera recubierta de adobe, si son muy pobres, de ladrillo de adobe recubierto de cemento, en su mayoría, y si se lo pueden permitir, en casas hechas de ladrillo cocido. La mayor parte de las casas tienen techo de tejavana metálica. La teja existe, pero es bastante cara. Dentro de las casas, hay habitaciones, con camas, con su mosquitera (el gobierno ha repartido bastantes), un saloncito donde tienen los sofás y una mesita. Se cocina fuera de la casa, con carbón. La letrina, también esta fuera. La mayor parte de la gente no tiene un espacio de ducha, se limpian con el agua que traen de la fuente. Beben el agua que traen de la fuente. Si son de nuestro proyecto o están muy concienciados, echan cloro a esa agua o la hierven, porque les hemos dado mucho el coñazo con eso durante meses y meses, hasta que nos han hecho caso. Otros beben agua que viene de sitios que ni os imaginaríais…

La ciudad de Kigali es pulcramente limpia. Voy a repetir esto: pulcramente limpia. Vienen líderes de todos los países africanos para ver los niveles de higiene de la ciudad de Kigali, porque la mayoría de urbes africanas, -entre vosotros y yo-, son bastante guarrillas. En Nairobi esta la zona de chabolas más grande de África, -Kibera-, que en niveles de higiene, no está muy boyante; Johannesburgo, muy limpito el centro, pero en las chabolas, ídem de lienzo; Kinshasa, no tiene zona de chabolas, per se, pero le llaman “la poubelle” o la basura en francés, así que no os digo más.

No se visten con taparrabos. Los hombres visten con pantalón y camisa, corbata y chaqueta, si tienen. Dan mucha importancia a los zapatos. Casi siempre tienen un toque de diseño. Las mujeres visten con pantalones pitillos, que ahora están de moda, o faldas y traje si trabajan en bancos y cosas así. Se ponen paño africano si es una ocasión especial, o si son mujeres del medio rural. A los ruandeses les gusta cuando vistes bien y te lo dicen por la calle: “bien habillée!”. No les gusta cuando vas mal vestido. No entienden la filosofía que subyace entre los jóvenes jipis que vienen de voluntarios con sus bombachos y camisetas de algodón con agujeros. No entienden que si eres blanco, y tienes dinero, no te vistas bien, pero son educaditos y se lo callan. Alguien decía que la primera vez que vienes a África, te vistes de Coronel Tapioca, y la segunda vez, te traes tu mejor traje.

La vida es tranquila. A veces demasiado tranquila. Kigali es de las ciudades más seguras, del continente, sin duda, y del mundo, me atrevería a decir. La supervisión policial diurna y la militar nocturna, hacen que poco ocurra sin que lo sepan las fuerzas de la ley. Para lo bueno y para lo malo, el control está ahí.

Los machetes se utilizan como herramienta para el jardín, o para otro tipo de trabajos domésticos. Como la hoz, o como la azada.

La gente tiene cicatrices, en el cuerpo, las que se ven, y en el alma las que no se ven. Las que no se ven son las más profundas. Pero la coraza del pragmatismo les ha hecho seguir adelante, y avanzar. En un país tan pequeño donde las víctimas no se pudieron esconder de los verdugos, ahora los verdugos no se pueden esconder de las víctimas. Pero han pasado 20 años, y la sensación que yo tengo es que ahora todos son un poco víctimas, solo que unos más que otros. Los que mataron porque quisieron, tienen que vivir con su conciencia; los que mataron porque les obligaron, tienen que vivir con sus demonios; los hijos de estos, tienen que vivir con la vergüenza; los que huyeron, tienen que vivir con sus historias truculentas del camino; los que fueron atacados, tienen que vivir con sus pesadillas y sus flashbacks; los hijos de estos, tienen que vivir con sus raíces en otro país.

Todos tienen en común su memoria, a veces fiel, a veces traicionera, pero que les proporciona las imagenes en flashback de lo que les ocurrió a partir del 7 de abril de 1994, aun han de pasar unos cuantos años para que puedan curarse esas cicatrices, porque al fin y al cabo, 20 años no es nada.