lunes, 15 de noviembre de 2010

jueves, 11 de noviembre de 2010

CineStar

No os he hablado del cine en Kigali. Hay dos cines que están en el barrio musulmán, Nyamirambo, entre las dos mezquitas. Uno, no lo conocemos. El otro es la cosa más maravillosa que existe en esta ciudad. Es una autentica sala de cine; con butacas de cine (un poco incomodas porque te caes hacia delante un poco); con su posavasos incluido; con pantalla grande; con coca cola; las palomitas tienen tierra, pero no hay que ponerse tiquismiquis…y lo mejor de todo: si llevas una peli, te la ponen.

Lujo.

Ayer vimos Nueve reinas, peli argentina, en Kigali, con un par.

El pobre hombre del cine no tiene mucho éxito, con lo cual cuando llegamos, nos recibe con los brazos abiertos, y le da igual ponernos su programación o cambiarla porque sabe que seremos sus únicos clientes.
Por un lado el chico da lástima, por otro, y egoístamente, si la cosa no fuera así, hubiera sido imposible poner una peli en un idioma que no entienden. La opción, cambiar la peli de su programación por otra que tenía en la reserva, ya la habíamos hecho, pero lo de la peli argentina fue llegar al sumun de somos los reyes del mambo.

Siempre salimos del cine, con la sensación que había olvidado ya de ser una niña pequeña que sale del cine habiendo flipado en colores de haber visto una peli en el cine. Porque a ninguno se nos escapa que estamos en Kigali, y que nos han puesto una peli que hemos elegido o que hemos llevado nosotros mismos. Vamos, que alguien me diga donde se vive mejor que en África.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

De qué lado estás

El otro día hablaba con unos amigos cooperatas que viven en Bukavu, y hablábamos entre cubatas de whiskey de cuál sería la solución para el país. Pongo lo de los cubatas de whiskey para ponernos en contexto. Uno proponía quemarlo entero, otro cimentarlo y otro repartir armas entre la población. Me pedían que aportase la mía, pero francamente, repartir armas entre la población me parecía tan bueno, que no fui capaz de mejorarlo.

Para los que ya me conocéis, en este momento estaréis riendo y reconociendo mi poso cáustico en cada línea. Para los que os estáis revolviendo en vuestra silla ante estas afirmaciones, aquí va la explicación políticamente correcta.

Toda persona que vive un tiempo en ese complejo país siente que la única solución posible es que todo mundele, venga de donde venga y haga lo que haga, debería coger sus bártulos y marcharse a otro lado. Te sientes parte del veneno que corroe el país, y te preguntas si tu contribución personal o en forma de proyecto, que realizas de forma más o menos acertada, contribuye al desarrollo o solo contribuye al veneno. La conclusión cambia según los días, pero la balanza se suele inclinar más hacia el veneno.

Y como persona que vive en ese país, sufres las consecuencias de la injusticia, de la corrupción y del absurdo en tus propias carnes, y te enfadas, con el país, con el sistema y con los congoleños por fomentar esa podredumbre. Pero en el fondo, aunque sea un día en el que te han tocado las narices miserablemente, (quizá ese día es muy, pero que muy en el fondo), les identificas como víctimas. Víctimas de la desgracia de ser ricos y de ser el pastel que se rapiñan entre unos cuantos (que luego envían a sus cooperaciones nacionales y a sus oeneges a mostrar su cara bonita y recién maquillada, algunos, también envían a sus soldados)…

De ahí la desesperanza. De ahí que te revuelvas incomoda cada día que pasa y que te preguntes que haces allá, y que cuando te preguntan cuál es la solución, la respuesta sea quemarlo entero. Porque nadie tiene la solución, porque la solución no se ve en el corto plazo, y porque la injusticia te abre en canal de una forma tan desgarradora, que te sientes como el verdugo de esas víctimas, que deberían tener derecho a decidir qué hacer con su propio y obscenamente rico país.

Colinitas














miércoles, 3 de noviembre de 2010

Karaoke oke

Estoy siendo muy informal. No escribo tanto como antes, y mis fans se están cabreando. De un lado, tengo menos tiempo (si, lo sé, excusa), de otro lado, mi filtro aquí para mis comentarios cáusticos ha de ser más intenso, y vivir con filtros siempre es un rollo, y por último, nada es comparable al surrealismo congoleño así que aquí no me da para contar tantas cosas graciosas.

Pero de todos modos, el karaoke es digno de mención. Es una barra cuadrada y todo el mundo se pone alrededor con el micrófono a cantar terriblemente mal y a beber Primus. Lo bueno es que a penas se oye al que canta porque absolutamente todo el mundo está berreando al unísono. Un karaoke en África, tendréis que reconocerlo, tiene mucha gracia…

domingo, 3 de octubre de 2010

Bukavu Reloaded

Desde aquí me separan seis horas de coche hasta Bukavu. Y el destino dicta que todo aquel que se va del Congo, volverá al Congo. Esto ha sido cierto con numerosos cooperantes (debería decirlo en femenino porque todas eran chicas). Pero la cuestión es que si las circunstancias y la Dirección General de Migraciones me acompañan en este empeño, regresare a Bukavu en dos semanas. Me hace una ilusión enorme.

Es el cumple de una amiga que me ha invitado y un amigo de Kigali y yo vamos a pasar el fin de semana al otro lado de la frontera, además coincide con la Marcha Internacional de las Mujeres asi que será un fin de semana interesante…

jueves, 9 de septiembre de 2010

Soy umuzungu como fui mundele

De nuevo, siempre blanco es la primera palabra que aprendes en una lengua africana. Para no dejarte llevar demasiado por el romanticismo, supongo. Para saber dónde estás, y donde debes quedarte. No te vayas a querer creer que el mundo es de otra manera.

Me he pensado mucho si continuar o no con este blog, al final, entre otras razones he decidido que a pesar de que Kig será de las ciudades más europeas de África, tiene cosas totales para un blog. O quizá deba decir que yo considero algunas cosas que ocurren aquí como anécdotas perfectas para MI blog. Eso es más exacto. Una visión acida y caustica como la mía sobre la realidad de una sociedad, y lo que esta sociedad considera banal y yo considero gracioso, o triste, o deplorable o maravilloso.

Tan banal como la clase de aerobic, por ejemplo. Ayer mientras calentábamos corriendo sin parar pensaba que más que una clase de aerobic, eso parecía un entrenamiento para el Ironman, y no dejaba de repetirme que esa clase y lo que en ella ocurre, es la típica cosa que yo contaría en este blog.

Así que ahí va.

Ubicación: Club de tenis en un barrio pijo de Kig.

Sala de unos 200 metros cuadrados. Ventanas cerradas porque el profe es un sádico y quiere que sudemos la gota gorda.

50 personas. Sip. La sala os había parecido grande pero ya se ha quedado pequeña con tanta gente.

45 hombres, 5 mujeres. De nuevo, sip, sorprendente.

Edades comprendidas entre los 30 y los 40 años. Ojiplática me hayo.

Hora de saltos (literal), 5 min de lo que podríamos llamar pasos de aerobic desde nuestra visión occidental, 5 minutos de estiramientos, 10 min de baile congoleño, y 10 minutos de abdominales sádicos que creo, nunca podré llegar a hacer ni aunque viva mil años. Conclusión: aerobic sádico extra de aeróbico. Es para verlo, esos 45 hombres (porque ya os digo que no son chavalines) que se vuelven locos con los saltos y la rumba congoleña, que gritan y que se animan unos a otros, que se cogen de la mano y que se preparan para el Ironman. Me entraba la risa, así que luego no puedo con los abdominales…

Pero ahí que repito cada semana, debe ser mi lado sadomasoquista jamás explorado…

martes, 6 de julio de 2010

Esto es África

Hoy he tenido otra nueva sesión de odio Vitoria y su perfección. Me he enterado de que el Ayuntamiento de Vitoria se gasta cinco millones de euros al año en mantenimiento de jardines. Es algo en lo que venía pensando estos días, porque he visto múltiples jardines con rosas, que no son baratas ni para comprar ni para mantener, plantas aromáticas, etc. Además de las múltiples reparaciones de calles recién remodeladas, porque han usado unos materiales muy bonitos y vistosos, pero que se joden enseguida. Y claro, me he cabreado. Porque estas cosas me cabrean, este despilfarro inútil y este descontrol del gasto público, y lo permisivos y tolerantes que somos con los pagos y cobros en B, que aumentarán con la crisis, y esta preocupación desmesurada por que España gane el mundial, que entonces, por si no se habían enterado, ya no habrá crisis. Sobre todo para los jugadores, que se embolsarán 600.000 euros cada uno. Pero a la gente le parece bien, porque revierte en el país (y cuando digo país, me refiero a las empresas), porque no creo que el mundial revierta en un descuento en mi recibo de la luz...

Pues eso, que como decían mis amigas ayer, mientras discutíamos sobre algunos de estos temas, no tengo que tener ninguna nostalgia, porque esto es África. Waka Waka.

Muertes en la RDC tras la explosión de un camión cisterna

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